En los anales de la historia antigua, la evolución de la agricultura griega presenta un relato convincente de prosperidad, innovación y decadencia final. Esta transformación, que reconfiguró el paisaje y la sociedad de Grecia, ofrece una valiosa perspectiva de los retos medioambientales y económicos a los que se enfrentaron las civilizaciones antiguas.
En las primeras etapas de la historia de Grecia, tal y como se describe en las epopeyas homéricas, los griegos llevaban un estilo de vida nómada y principalmente pastoril. Se alimentaban de una gran variedad de cultivos y ganado, y disfrutaban de una existencia estable y cómoda. Sin embargo, a medida que la población crecía, la demanda de recursos se intensificaba. Este crecimiento provocó una importante deforestación con fines madereros y agrícolas, lo que a su vez causó una erosión generalizada del suelo. Hacia el año 650 a.C., la tierra, antaño fértil, había empezado a perder su productividad, dejando a muchos agricultores griegos en una situación desesperada.
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