La Revolución Neolítica, un periodo crucial en la historia de la humanidad, marcó la transición de un estilo de vida nómada de caza, pesca y recolección a las prácticas sedentarias de la agricultura y la ganadería. Esta era, que se desarrolló a lo largo de miles de años en diversas regiones, sentó las bases para el surgimiento de sociedades complejas y el nacimiento de la civilización.
Nuevas investigaciones cuestionan creencias muy arraigadas sobre los orígenes de la agricultura. Mientras que Oriente Próximo se ha considerado tradicionalmente la cuna de la agricultura primitiva, recientes descubrimientos en lugares como Tailandia sugieren un comienzo más extendido y diverso. Tres teorías principales explican el auge del estilo de vida neolítico: la evolución social, la presión demográfica y el cambio climático. El argumento más convincente vincula el advenimiento de la agricultura a climas postglaciares favorables que propiciaron el crecimiento de cereales silvestres, lo que impulsó a los primeros humanos a asentarse y finalmente cultivar estos recursos.
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